El austriaco Bernhard Niesner y el suizo Adrian Hilti se conocieron en 2007
en el MBA del Instituto de Empresa de Madrid. Juntos diseñaron un proyecto de
final de máster que años más tarde se convirtió en la red social de aprendizaje
de idiomas de mayor tamaño, con 50 millones de usuarios registrados de más de
200 países. La obsesión de Niesner era simplificar la forma de aprender una
lengua. El resultado se llamó Busuu.com.
Su conocimiento de las técnicas de marketing y el principio básico de
diferenciarse de la competencia fue posiblemente lo que les llevó a escoger ese
nombre para su web, una lengua africana hablada solo por ocho personas y en
peligro de extinción. A los 12 idiomas que se pueden aprender de forma gratuita
(inglés, alemán, español, francés, italiano, portugués, ruso, mandarín,
japonés, árabe, polaco y turco), se suma el Busuu. Aparte de lo exótico del
nombre, esta plataforma, lanzada en 2008, funciona de forma muy similar a
Facebook: el usuario se registra, envía solicitudes de amistad, y crea grupos
para intercambiar correcciones de textos, traducciones o simplemente para
practicar una lengua con hablantes nativos.
Busuu.com tiene unos 40.000 usuarios únicos al día. “Las ventajas de
aprender online son infinitas: está disponible las 24 horas y se puede usar
desde casa o desde el autobús. No hay horario de apertura”. Otro de los
beneficios, explica Niesner, es el aprendizaje colaborativo. Los usuarios
también corrigen textos de otros alumnos y por ello no son solo estudiantes,
sino tutores de su propio idioma. “Al ayudar a otro se pierde la vergüenza y el
miedo a lanzarse”. La conversación se puede dar vía webcam, audio o solo con
texto a través de un chat.
En esta web unos 30.000 textos son corregidos diariamente por usuarios de
distintos puntos del mundo. “Sucede como con Wikipedia, hay personas que solo
por pasión han corregido cientos de textos”. Busuu.com está creciendo en países
emergentes como Brasil, Rusia o China.
Una persona gasta unos 1.000 euros de media a lo largo de su vida para
aprender un idioma, según una encuesta que Niesner y su compañero Hilti
realizaron durante sus años en España. “La ventaja de esta red social es que se
puede ir pasando de nivel sin pagar. Solo hace falta predisposición y tiempo”,
recalca el emprendedor austriaco en conversación telefónica desde Londres,
donde se encuentra su sede en la que trabajan 30 empleados. Tanto a través de
la web como de la aplicación (disponible para Android y Apple), se puede
acceder a lecciones interactivas gratuitas, exámenes o test de comprensión
lectora que abarcan desde el nivel A1 hasta el B2 (según el Marco Común Europeo
de Referencia para las Lenguas).
Además de los contenidos gratuitos, la suscripción a una cuenta premium
ofrece unidades temáticas específicas (de gramática o vocabulario), vídeos o un
acceso a un software de inteligencia artificial que detecta los errores y
puntos débiles del usuario y le propone ejercicios personalizados. El precio
por una suscripción de dos años ronda los 6 euros al mes.
Como toda red social, Busuu.com también tiene algunos inconvenientes. Para
Marta Pàmies, catalana de 49 años, algunos solo lo utilizan para ligar. “Tienes
que ser crítico al escoger a tus amigos y si ves que pasan de corregir textos o
que no se preocupan por tu forma de hablar, mejor sacarles de tu lista”. Esta
trabajadora social lleva más de dos años utilizando esta web para mejorar su
inglés e iniciarse en el francés.
Una de las grandes dificultades para aprender un idioma es la fluidez,
aprender a hablar de manera espontánea. Christine Appel, directora del eLearn
Center de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), defiende que uno de los
beneficios de las plataformas online es que disponen de herramientas que te
permiten grabar las conversaciones para identificar tus propios errores. “El
poder de escucharte a ti mismo es enorme; el impacto para no repetirlos”. Otra
virtud es que permite a cada uno estudiar a su ritmo y parar los vídeos o los
audios tantas veces como se quiera.
El Airbnb de los profesores de idiomas
Kevin Chen, cofundador de italki, define su plataforma como el Airbnb de
los profesores de idiomas. Lanzada en 2007 y con sede en Shanghái, esta web
pone en contacto a usuarios con cerca de 5.000 docentes de 100 lenguas
diferentes tanto con titulación universitaria como sin ella, lo que llama
community teachers. Como en Busuu.com el registro es gratuito, pero cada
profesor fija un precio, que ronda los nueve euros de media por hora. “Depende
del idioma, por lo general el francés es más caro que el chino”, apunta Chen,
estadounidense que abandonó Washington DC para montar este site junto a un
socio chino. En italki no hay disponibles unidades didácticas, pero sí una red
de más de un millón y medio de usuarios con los que practicar idiomas gratis a
través de Skype.
Chen también es un apasionado del aprendizaje de lenguas. “Estudié francés
durante diez años es Estados Unidos y no era capaz de hablarlo. En todo ese
tiempo nunca tuve una conversación con un francés. Cuando llegué a China, en un
par de años ya era capaz de comunicarme. La clave para aprender es mantener
diálogos reales con nativos”, explica.
Además de los contactos, italki ofrece artículos subidos por los
profesores, como los errores típicos que cometen las diferentes nacionalidades.
También se pueden intercambiar textos con otros perfiles para su corrección o
traducción.
Livemocha
Con 16 millones de usuarios registrados, esta red social permite contactar
con nativos y practicar 35 idiomas. En esta web los usuarios hablan entre
ellos, corrigen ejercicios o diseñan mini lecciones. Todo de forma gratuita. A
diferencia de otros espacios, Livemocha apuesta por la gamificación (aprender
jugando). Se pueden ganar puntos corrigiendo los ejercicios de otros o ayudando
con revisiones de textos y traducciones. Esos puntos se pueden canjear por el
acceso a lecciones de pago. Es tan sencillo como crear un perfil, especificar
qué idiomas hablas y cuáles quieres aprender.
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