Arte, historia y cultura se funden en esta ciudad declarada Patrimonio de
la Humanidad por la Unesco. Paseamos por su casco histórico descubriendo
palacios, claustros, templos y jardines mientras disfrutamos de su ambiente
universitario, siempre alegre y fresco.
Recorremos de un lado a otro Salamanca, esta hermosa ciudad declarada
Patrimonio de la Humanidad, en busca de sus ocho rincones imprescindibles,
marcados por el arte, la historia y la cultura. Son éstos.
1. La Plaza Mayor, el sol que sana
La Plaza Mayor de Salamanca es una de las plazas más hermosas de España y
del mundo y uno de los monumentos barrocos capitales de la arquitectura
peninsular. Fue y será el corazón, el lugar del encuentro. Los que la pasean,
la contemplan, charlan en sus porches o se sientan en sus cafés saben cómo allí
el sol sana todos los males, o casi todos.
2. La Universidad, la valentía del saber
La Universidad, la más antigua de España, con sus profesores, alumnos,
rituales o su peculiar vida universitaria representan la aventura del
conocimiento. La fachada, el mejor ejemplo del plateresco; el Aula de Fray Luis
de León, desnuda y esencial; la espectacular Escalera; El Cielo de Fernando
Gallego, una de las pinturas más valiosas, casi inimaginable; o la Biblioteca
Histórica constituyen las escalas fundamentales de ese viaje.
3. La Catedral y sus torres
El conjunto catedralicio cuenta con dos templos, o dos catedrales es otro
de sus imprescindibles: una nueva, gótica, renacentista y barroca, que nace y
crece a partir de la otra, románica e íntima. Son muy populares entre los visitantes
los motivos decorativos que aparecen en la Puerta de Ramos, algunos
de los introducidos en 1992 durante su restauración como el famoso astronauta,
el mono que está comiendo un helado o la cigüeña. En los alrededores aparecen
espacios tan sugerentes como el Palacio de Anaya, al que acuden a diario a
estudiar universitarios, o el Palacio Episcopal. Y a sus pies el río, con el
puente romano.
4. La Casa Lis, art nouveau-art déco
Nunca un museo se pareció tanto a un poema. En el interior de este
impresionante palacete, vestido con hermosas vidrieras de colores, se guardan
algunos de los tesoros más preciados de esta ciudad: 19 colecciones de artes
decorativas del siglo XIX y principios del XX. El complemento perfecto para una
Salamanca barroca, azul y dorada. Más que un capricho es un sueño de
modernidad, una alegoría art nouveau y art déco.
5. Los miradores de la ciudad
Desde las torres de la catedral.
Subir a las torres es una experiencia única, es respirar, ver el mundo para
anticiparnos de un modo placentero a nuestro devenir. Se inventaron para estar
cerca del cielo, el lugar en el que sencillamente se es feliz. Pero también
para otear el horizonte. Un recorrido por las torres medievales de la catedral,
entre almenas, pináculos y gárgolas, permite contemplar la Catedral Vieja y su
maravilloso retablo; la gran catedral Nueva desde su andén interior y la
ciudad, el conjunto catedralicio y la vega del río Tormes desde las terrazas y
atalaya. Es la exposición Ieronimus una mirada inédita que se complementa con
la visita a otras torres, las de La Clerecía a través de Scala Coeli, una
singular Escalera al Cielo con la que podremos disfrutar de panorámicas singulares
de la urbe que nunca antes habíamos conocido.
6. Un paseo entre leyendas
La célebre Casa de las Conchas.
El amanecer y el atardecer son los momentos mágicos en los que la ciudad
resplandece como iluminada por una luz. En ese instante, la leyenda rodea
lugares como la Casa de las Conchas, un palacio que, según cuentan, esconde un
tesoro bajo una de las conchas que decoran su fachada. También están rodeados
de misterio el Huerto de Calixto y Melibea, un pequeño jardín escenario de la
obra protagonizada por los dos amantes, la Cueva de Salamanca, en la que el
diablo impartía a los estudiantes clases de brujería, o la famosa rana
esculpida en la fachada de la Universidad y a la que todo estudiante que visita
la ciudad busca para conseguir aprobar el curso.
7. Salamanca para comérsela
Saboreando la gastronomía salmantina.
Cuando el visitante quiere comer, la ciudad de Salamanca responde, sin
duda, en todos los aspectos. Es increíble la calidad y variedad de los
restaurantes salmantinos en los que podemos encontrar desde la oferta más
tradicional, con locales especializados en la cocina castellana de guisos y
asados, hasta las tendencias más innovadoras del sector, sorprendentes por su
carta, su decoración y su servicio.
8. La vida nocturna
La vida nocturna de la ciudad es intensa.
Con la noche, la ciudad cambia de nuevo. Es el momento para pasear e
incluso visitar sus monumentos iluminados o para salir de fiesta. Existe una
gran variedad de zonas con bares, pubs y discotecas en los que disfrutar de la
noche, con actuaciones de música en vivo y una decoración muy cuidada. El
ambiente joven, universitario e intercultural hace que salir de noche en
Salamanca sea una experiencia imprescindible.
Η ΚΑΛΥΤΕΡΗ ΕΠΙΛΟΓΗ ΓΙΑ ΤΙΣ ΔΙΑΚΟΠΕΣ ΣΟΥ!!!
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