viernes, 31 de octubre de 2014

¡¡¡Viva Salamanca... Viva España!!!

 El Mariquelo era originariamente el miembro de una familia, los Mariquelos, que debía subir cada año a la torre de la Catedral Nueva de Salamanca, en agradecimiento a Dios porque el terremoto de Lisboa de 1755 apenas había dañado el edificio y no ocasionó víctimas mortales. 
¡¡¡EL  MARIQUELO!!!
Debido a su edad adulta, y a la voluntad por su parte de proseguir con la tradición, Ángel Rufino de Haro ya tiene sucesor, se trata de José Juan Moreno de Los charritos de Salamanca, junto con Lucía Recio.

El terremoto de Lisboa


El 31 de octubre de 1755 se registró un fuerte terremoto en las costas del Cabo de San Vicente, en Portugal. Se calcula que tuvo una magnitud en torno a 9 en la escala de Richter y provocó un tsunami que afectó a buena parte de Europa Occidental y el norte de África. Pero sobre todo pasó a la historia debido a que ambos fenómenos arrasaron completamente la capital portuguesa, pasando a ser conocido como el Terremoto de Lisboa.

En Salamanca, ciudad relativamente cercana a Lisboa, se dejaron sentir los efectos del terremoto, y la población asustada se refugió en la recién construida Catedral Nueva, finalizada en 1733. 


 La construcción permaneció casi intacta tras el suceso, aunque algunas figuras de su fachada se hicieron añicos al caer al suelo. Pero el daño más importante lo sufrió la torre, que quedó ligeramente inclinada. 
A simple vista sólo puede apreciarse la falta de esbeltez de su trazado, dado que tuvo que ser reforzada en sucesivas veces por temor a que se derrumbara.

En conmemoración de aquel día, el Cabildo catedralicio de Salamanca estableció que todos los días 31 de octubre subiera alguien a la torre para tocar las campanas, para dar gracias a Dios y pedir que el terrible suceso no se repitiera. 
Además, era necesario medir año tras año la inclinación de la torre para comprobar que no siguiera inclinándose. Los encargados de iniciar esta costumbre fueron los Mariquelos, una familia que vivía dentro de la catedral y que se encargaba de tocar las campanas cuando correspondía.

El último mariquelo de la familia fue don Fabián Mesonero Plaza que dejó de subir al cimbalillo en 1977.
 (Un vídeo representativo)

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