¿Qué santo? ¿Y no debería estar ya en el cielo, de todas formas? En
realidad, no. El santo está siempre con nosotros y “se nos va al cielo”
cuando se nos olvida algo que teníamos que hacer o que estábamos a punto
de decir. “¿Qué estabas diciendo?” “Ay, no sé… ¡se me ha ido el santo
al cielo!”. Se dice que la frase fue pronunciada por primera vez por un
cura que estaba hablando sobre un santo en plena misa y, de pronto,
olvidó qué iba a decir sobre él. Se le había ido el santo al cielo.
¡Llevarse a alguien al huerto!
Si convences a alguien de que haga algo (normalmente acostarse
contigo), te has llevado esa persona al huerto. La expresión tiene su
origen en La Celestina, una de las obras más importantes de la
literatura medieval española. En la historia, la Celestina, una vieja
alcahueta, convence a la protagonista femenina, Melibea, para que se
encuentre en un huerto a medianoche con Calixto, su futuro amante.
¡Irse por los cerros de Úbeda!
Algo que los políticos hacen muy bien. Alguien se va por los cerros
de Úbeda cuando empieza a divagar al hablar, saliéndose del tema por
completo. Por supuesto, puede ser algo involuntario o totalmente
deliberado para evitar contestar a una pregunta que te acaban de hacer.
¿El origen? En el siglo XII, el rey Fernando III estaba a punto de
atacar la ciudad jienense de Úbeda, y uno de sus capitanes desapareció
justo antes de que empezase la batalla. Volvió cuando la ciudad ya había
sido conquistada y, cuando le preguntaron dónde había estado, aseguró
que se había perdido por los cerros de Úbeda. Ya, claro, pensaron todos.
¡Hacerse el sueco!
¿Hacerse el sueco? No es algo fácil de fingir siendo español, ¿cómo
lo hacemos? Muy sencillo: fingiendo no darnos cuenta de que algún
mensaje está dirigido a nosotros, desentendiéndonos de las cosas como
si, efectivamente, fuésemos suecos y no entendiésemos nada.
Pero que los suecos no se ofendan, ya que la expresión es el simple resultado de una evolución incorrecta de la lengua. Ese “sueco” viene de “soccus”, un tipo de zueco que solían llevar los humoristas romanos que hacía que caminasen de forma tosca y torpe. La expresión quiere decir en realidad “hacerse el torpe”, ¡nada que ver con Suecia!
Pero que los suecos no se ofendan, ya que la expresión es el simple resultado de una evolución incorrecta de la lengua. Ese “sueco” viene de “soccus”, un tipo de zueco que solían llevar los humoristas romanos que hacía que caminasen de forma tosca y torpe. La expresión quiere decir en realidad “hacerse el torpe”, ¡nada que ver con Suecia!
¡Ponerse las botas!
¿Botas nuevas? ¿Llega el invierno? ¡No! Nos ponemos las
botas cuando comemos mucho (mucho a nivel boda o comida navideña). La
razón se remonta a los orígenes de las propias botas, que al principio
eran muy caras (¡grandes y de cuero!), y que solo se podían permitir los
caballeros con posibles. Esos que también, se podían permitir darse
grandes atracones sin sufrir por su cuenta bancaria (o el equivalente de
la época).
No hay comentarios:
Publicar un comentario