Cuatrocientos años después de su publicación, la segunda parte de «Don
Quijote de La Mancha» (1615) ha sido traducida al quechua, la lengua nativa más
extendida del continente americano y desde ahora uno de los 70 idiomas en los
que se puede leer íntegramente la obra insignia de las letras españolas. El
artífice de la traducción es el periodista y profesor de quechua Demetrio Túpac
Yupanqui, de 91 años, quien explicó que empleó dos años en traducir del español
antiguo a su lengua materna los 74 capítulos que componen la segunda parte de
la obra más famosa de Miguel de Cervantes.
Túpac Yupanqui, descendiente del inca del mismo nombre que gobernó el
Tahuantinsuyo (imperio inca) a finales del siglo XV, ya invirtió otros dos años
hace una década para traducir la primera parte del Quijote y conmemorar así el
cuarto centenario de la publicación del primer volumen, aparecido en 1605. Con
el título «Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan» («El ingenioso
hidalgo don Quijote de La Mancha»), el célebre inicio de la obra de Cervantes
dice así en quechua: «Huh k'iti, La Mancha llahta sutiyuhpin, mana yuyarina
markapi» («En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme»).
El intérprete del Quijote indicó que «no fue una tarea fácil porque
Cervantes usa algunas palabras en español que son difíciles de traducir al
quechua. Un ejemplo es el término hidalgo, que en español significa hijo de
noble, pero cuya traducción más similar al quechua refiere a la persona que
tiene autoridad en la sociedad, y en ocasiones es mejor respetar la palabra
original».
Yupanqui recordó que la adaptación al quechua de «Don Quijote» puede llegar
a más de diez millones de personas que actualmente hablan el idioma andino, no
solo en los ambientes rurales de Perú y Bolivia, también en otras zonas de
Ecuador, Colombia, Argentina y Chile que formaron parte del Tahuantinsuyo. El
traductor del Quijote expresó su deseo de que la nueva versión pueda plasmarse
en una edición de lujo como la que tuvo el primer volumen, cuyo ejemplar
conserva como paño en oro, con coloridas ilustraciones andinas de artistas de
Sarhua, distrito de la región peruana de Ayacucho, que presentan a «Don
Quijote» bajo una visión andina.
La traducción del Quijote al quechua fue un encargo personal del reportero
español y promotor de la Ruta Quetzal, Miguel De la Quadra-Salcedo, quien buscó
a Demetrio en su academia de quechua «Yachay Wasi», que regenta en un barrio
del Callao, la ciudad portuaria de Lima. «Un día llegó Miguel y, con su acento
vasco, me dijo que venía para que le tradujera 'Don Quijote' porque en varias
partes como Argentina y Cuzco le dijeron que yo era la persona que mejor lo
podía traducir. Me sorprendió, pero le dije que lo haría con la dedicación que
merecía la tarea», relató Túpac Yupanqui.
El traductor, originario de la región de Cuzco, recordó que leyó por
primera vez el Quijote cuando, con alrededor de 15 años, estudiaba secundaria
en el Seminario San Antonio Abad, donde «los profesores españoles tenían mucho
interés en difundir la obra de Cervantes». Gracias a la traducción de la
primera parte de «Don Quijote», Túpac Yupanqui recibió el pasado año el título
inca de «Amauta Capac Apu» (gran maestro y señor) por parte de la asociación
«Consejo de los cuatro Incas» que reúne a los descendientes de la realeza del
Imperio de los Incas en el Cuzco.
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