Lo cierto, es que el origen de esta fiesta se remonta al siglo XVI cuando el rey Felipe II, que era profundamente católico, asombrado por la lujuria en Salamanca , dictó unas ordenanzas prohibiendo el pecado carnal y, por lo tanto, la presencia de “mujeres de vida alegre” en la ciudad en Cuaresma y Semana Santa. Las prostitutas se tenían que ir al otro lado del río Tormes durante ese período de abstinencia, y solo una vez pasadas esas fechas, se las permitía volver. El responsable y encargado de vigilarlas y cuidarlas era el “ Padre Putas ”, quien acompañaba a los estudiantes, que regresaban a la ciudad al concluir la Semana Santa, a cruzar el río en barca para rescatar a las chicas de su exilio. Entonces organizaban una gran fiesta en la hierba, a la orilla del río y comían juntos el hornazo . Hay otra versión que dice que ya antes de esa orden de Felipe II ya se hacían hornazos y que era costumbre regalar uno al predicador que había dirigido los oficio...