Al finalizar la batalla de Lepanto, «la más alta ocasión que vieron los siglos», que diría Miguel de Cervantes, las aguas quedaron teñidas de sangre por la enorme cantidad de cadáveres que flotaban allí. «Fue tan sangrienta y horrenda que parecía que la mar y el fuego fuesen todo uno», describió un soldado presente. Sin embargo, en la noche de este sábado, 446 años después de la contienda, lo que se iluminó de rojo fue el cielo allí donde lucharon la Santa Liga, encabezada por España, y el Imperio otomano. Un torrente de fuegos artificiales puso la guinda a la conmemoración de la batalla que celebra desde hace quince años la pequeña ciudad griega de Náfpaktos.
sábado, 12 de octubre de 2019
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