El Mariquelo sube a la catedral de Salamanca y se lo dedica a Palestina, Ucrania y los enfermos de Parkinson
La tradición más simbólica de Salamanca vuelve a lo más alto. Este viernes 31 de octubre, Ángel Rufino de Haro, “El Mariquelo”, ha ascendido una vez más a la torre de la Catedral Nueva de Salamanca, cumpliendo con un ritual que mantiene vivo desde hace casi cuatro décadas y que recuerda el terremoto de Lisboa de 1755, cuando la ciudad dio gracias porque el templo apenas sufrió daños.
Este año, la subida está dedicada a los enfermos de Parkinson, así como a los niños de Palestina y Ucrania, víctimas de la guerra y del sufrimiento humano. El Mariquelo también tiene presentes en esta edición a los familiares de personas con Alzheimer, a quienes dedica palabras de cariño y reconocimiento por su entrega silenciosa y constante.
Vestido con su traje charro, ha iniciado el ascenso hacia el campanario, escalón a escalón, hasta alcanzar el punto más alto junto a la campana María de la O. Desde allí, lanza su mensaje por la paz, la salud y la solidaridad, recordando que cada paso de su subida es también un símbolo de esperanza.
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