Unos sencillos trucos y reglas mnemotécnicas pueden facilitar enormemente a los estudiantes la tarea de memorización
Ante todo, lo
más importante es comprender lo que se trata de memorizar. Si se trata de
aprender de memoria algo que no se entiende, el cerebro lo almacenará en la
memoria a corto plazo, por lo que la información será olvidada rápidamente. Por
ello, además comprender lo que se estudia, es bueno utilizar reglas
mnemotécnicas que, a modo de pistas, permitan recordar lo que se ha leído.
El uso de acrónimos
formados con iniciales para recordar los elementos de una fórmula o de frases
ingeniosas que contengan las palabras de una lista son dos de las aplicaciones
habituales de este tipo de técnicas.
De hecho, la repetición es uno de los
elementos claves a la hora de memorizar fórmulas matemáticas, leyes físicas o
listados.
Uno de los
trucos más efectivos para memorizar una lista consiste en repetir todos sus
elementos una y otra vez. Posiblemente es una de las actividades más aburridas
que existen, aunque a la larga acaba por dar resultados. Si la repetición se
recita en voz alta, los resultados suelen ser más rápidos.
Para hacer algo
más llevadera la memorización de listados, sus elementos pueden agruparse
también en categorías, por conjunto de significados, algo que suele ser
habitual en el estudio de idiomas, o asociando a cada palabra un concepto
visual y que resulte familiar y fácil de recordar.
Otra técnica
efectiva para estimular la memoria consiste en elaborar resúmenes, fichas,
esquemas o mapas conceptuales con la información esencial de aquello que se
quiere aprender. Al realizar el proceso de selección de los datos, el cerebro
identifica su importancia y, gracias a la repetición del ejercicio, los va
asimilando en la memoria a largo plazo.
Subrayar con
diferentes colores los conceptos más importantes, estableciendo jerarquías que
permitan identificarlos de forma rápida a la hora de repasar, comentar los
temas con los compañeros de clase y tomar notas tanto en clase, como mientras
se leen textos que amplían la información contribuye también a fijar más
fácilmente la información en la memoria.
Sin embargo,
ninguno de estos consejos sirve de nada si no se presta toda la atención al
estudio. Para obtener el mejor rendimiento es necesario fuerza de voluntad y
concentración. Para ello, el lugar de estudio debe ser una zona tranquila, con
una temperatura agradable y libre de toda clase de distracciones que permita al
cerebro prestar atención únicamente a la información que tiene que asimilar.
Utilizar estas técnicas no garantiza aprobar los exámenes, pero, sin duda,
ayuda a aumentar exponencialmente las probabilidades.
De hecho, la repetición es uno de los elementos claves a la hora de memorizar fórmulas matemáticas, leyes físicas o listados.
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